¿Con qué frecuencia hay que bañarse realmente? Esto dice la ciencia

 Aunque la mayoría de las personas se ducha todos los días, la ciencia sugiere que esta no es una necesidad absoluta. Un médico especialista en el cuidado de la piel ha revelado datos sorprendentes sobre los efectos de la limpieza excesiva y qué ocurre si reducimos la frecuencia del baño

Por Thomas Handley

DOMINGO, 16 MARZO 2025: Ducharse a diario es una práctica común en muchas culturas, pero no siempre ha sido así. Durante siglos, la higiene personal ha variado según las costumbres de cada sociedad y el acceso al agua.

El médico James Hamblin, autor del libro Clean, The New Science of Skin (2020), investigó los efectos de reducir la frecuencia del baño y compartió su experiencia después de cinco años adoptando una higiene más «minimalista».

Según Hamblin, la mayoría de los productos de cuidado personal están diseñados para generar una sensación de limpieza y frescura, pero no necesariamente aportan beneficios reales para la salud.

Además, advierte que el baño diario no es imprescindible si se siguen otras prácticas básicas de higiene, como lavarse las manos y la cara con regularidad.

Los efectos de una limpieza excesiva

La piel alberga una gran cantidad de microorganismos esenciales para la salud. Cuando se usa jabón en exceso o productos demasiado agresivos, se eliminan estos microorganismos y se altera el equilibrio natural de la piel. Esto puede aumentar la aparición de problemas como:

Piel seca e irritada.

Erupciones y acné.

Desequilibrios en la microbiota de la piel.

Hamblin también señala que los productos de higiene personal pueden tener una diferencia mínima en su composición química, sin importar su precio. Por lo tanto, gastar en productos costosos no garantiza mejores resultados para la salud de la piel.

¿Qué pasa si no te bañas con frecuencia?

Bañarse

No bañarse durante largos períodos puede generar acumulación de bacterias y hongos en la piel, lo que puede causar irritaciones, infecciones o mal olor. Sin embargo, Hamblin sostiene que el olor corporal no siempre es sinónimo de suciedad, sino de un desequilibrio microbiano en la piel.

El cuerpo tiene la capacidad de autorregularse, por lo que reducir la frecuencia de los baños puede ayudar a que la piel encuentre un equilibrio natural. No obstante, esto depende de factores individuales como el clima, la actividad física y las condiciones de la piel de cada persona.

Entonces, ¿cada cuánto hay que bañarse?

No existe una única respuesta válida para todos, pero los especialistas sugieren que ducharse de 3 a 4 veces por semana puede ser suficiente para la mayoría de las personas. En los días en que no se toma una ducha completa, es recomendable:

Lavar el rostro y las manos con agua y jabón.

Usar desodorante o cambiar de ropa si se ha sudado.

Mantener una buena higiene en las zonas íntimas.

En definitiva, la frecuencia del baño puede ajustarse a las necesidades de cada persona sin que ello implique un problema de higiene. Lo importante es encontrar un equilibrio que permita cuidar la piel sin eliminar sus mecanismos naturales de protección.

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