Randall y Rosalinda, la pareja que sufrió la quiebra dos veces y hoy tiene un negocio con cuatro sucursales

 
Randall y Rosalinda con su negocio en pandemia y cuando abrieron las últimas dos sucursalesFuente externa

"Cuando uno mira hacia atrás nos damos cuenta de que estamos mucho mejor que cuando iniciamos. A veces las personas ven el éxito, ven cuatro locales, pero no se imaginan la lucha que uno ha cogido y que sigue cogiendo. Desde el principio el proyecto ha sido un reto", cuenta Randall Simón

Jóvenes dejaron sus carreras para emprender

EN SANTO DOMINGO, Viernes, 24 Enero, 2025: Con un préstamo de 50,000 pesos que le hizo su abuelo, sin saber nada más que lo básico de cocina y tratando de mantener sus carreras como docentes, inició el proyecto de empanadas de Randall Simón, en ese entonces con 24 años, y de su esposa Rosalinda Soriano, de 25. Ambos residentes en La Romana.

La persistencia de Randall y el apoyo incondicional de su pareja hizo que dos quiebras al comienzo del negocio no acabaran con sus sueños de emprender y hoy de cocinar en el cuarto destinado para el lavado en su departamento “Shampiñones Empanadas Horneadas” está presente en cuatro locales: Multiplaza La Romana, San Juan Shopping Center, Punta Cana, y los dos últimos que abrieron recientemente en Higüey, uno en Multiplaza y otro en el Jumbo.

Sin embargo, los frutos que hoy recogen son la recompensa del sudor y lágrimas derramadas durante un largo camino que inició en pandemia, cuando ambos se vieron en la necesidad de generar ingresos extras e invadidos por el temor a perder sus empleos, no estaban dispuestos a quedarse de manos cruzadas.

“La pandemia nos puso a todos creativos por miedo al futuro, al porvenir. Esa situación nos tenía a todos angustiados. Mi esposa y yo iniciamos primero con un carrito buscando más entradas. Teníamos miedo de perder el trabajo producto de la pandemia”, cuenta Randall sobre el inicio de su emprendimiento.

Hasta ese momento Randall se desempeñaba como maestro de Ciencias Sociales en secundaria. Había prestado servicios como docente titular durante cuatro años en centros educativos como Colegio Dios es amor y en el Colegio Buena Vista, ambos en La Romana. En el caso de Rosalinda, esta se desempeñaba como docente académica en la Universidad Federico Henríquez y Carvajal y era contadora para Proactiva.

Duros comienzos

“Iniciamos con una estufa normal, cacera. Después fue que adquirimos un horno rudimentario, ahí nos quemamos muchísimo” relata Randall. Sin hacer cursos de panadería, intentando y fallando, con 100 libras de harina usadas para conseguir la receta indicada, empezó la travesía.

Una vez estuvo lista la fórmula con un carrito, dieron riendas sueltas a su proyecto. Randall hacía de delivery mientras Rosalinda se quedaba en el puesto preparando las empanadas fritas. Solo se tenían el uno al otro y aunque era “bastante difícil” llevar ambas ocupaciones (docentes y emprendedores) continuaron haciéndose 

Cuando el gobierno fue flexibilizando los horarios de circulación en las calles, la pareja vio sus sueños venirse abajo y quebraron, ya que según explican, “la gente tenía más opciones de comida y a donde ir”.

“A medida que fueron extendiendo gradualmente el horario, ya la gente tenía más opciones para poder salir a la calle y comprar. El negocio fue lucrativo durante el toque de queda porque nosotros adquirimos un permiso de la gobernación para nosotros poder circular y hacíamos el delivery. Pero a medida que fue extendiéndose y hasta que se eliminó el toque de queda, había más opciones y el negocio entonces quebró en diciembre de 2020”, narra Randall.

No obstante, lejos de acobardarse o sumirse en la depresión porque el primer intento no funcionó, la pareja redefinió el proyecto y las empanadas en el 2021 pasaron de ser fritas a horneadas. Siendo los pioneros, según expresan, en ofrecer este tipo de productos en La Romana y Punta Cana.

Cuando se les preguntó cómo superaron el miedo y lo volvieron a intentar, Rosalinda fue firme y contestó: creímos en el proyecto. “Entendíamos que era una buena idea”, reafirma su esposo, que desde entonces dejo su trabajo como docente para dedicarse de lleno al negocio.

“Confiábamos en el señor porque nos capacitó para algo que nosotros no sabíamos ni cómo hacerlo. Nunca habíamos trabajado eso”, asegura Rosalinda, quien seguía inyectándole capital al negocio de su sueldo como docente. Confiados en que algún día verían los resultados, los planes continuaron.

Durante seis meses horneaban las empanadas en el área destinada para el lavado en su apartamento con equipos rudimentarios, sufriendo quemaduras al no saber preparar el producto inicialmente, pero luego del lavado el negocio ocupo el local y la pareja se mudó a otro espacio, pues el negocio iba bien y decidieron dejarle el área a él.

Y cuando todo parecía funcionar en 2022, una nueva quiebra los atacó, esto debido a que la mayoría de pedidos que realizaban era a través de delivery y se auxiliaban de la plataforma de pedidos, pero para que les entregaran el dinero de las ventas había que “esperar un tiempo”.

“Había una recesión de efectivo, un apalancamiento financiero en el negocio porque uno retrocedía. Al no haber compras tan directas ya mi esposo tuvo que dejar de hacer delivery y solamente usar la plataforma que era por donde se vendía más, aunque con una venta mínima, entonces nosotros quebramos. No había liquidez porque la entrega del dinero era semanal, no había liquidez para nosotros comprar los insumos nuevamente”, explica Rosalinda sobre el nuevo infortunio que experimentaron.

Durante un tiempo la galería de la casa fue el espacio para el negocio.

Durante un tiempo la galería de la casa fue el espacio para el negocio.Fuente externa

Una vez más creyendo en su proyecto y en que sí podían Rosalinda durante tres meses aportó los ingresos que obtenía como maestra en la universidad en lo que se habría una nueva puerta que Randall estaba tocando, pues su visión desde el comienzo fue vender las empanadas horneadas dentro de una plaza comercial.

Grupo Ramos les dio la mano para que sus empanadas entraran a Multiplaza La Romana, establecimiento que alberga una serie de negocios, entre ellos restaurantes, tiendas y bancos. En marzo de 2023 su local comenzó a operar en esta área.

“Nosotros llevamos una proyección de ventas de mínimo 200 empanadas diarias y de introducción empezamos a vender 400, al día de hoy ya vamos por 600 diarias. Eso permitió que el negocio recuperara su capital y que pudiera adquirir más recursos”, sostiene Rosalinda.

Van creciendo

Con las ventas disparadas y un nuevo local fue necesario contratar más personal de ventas y producción. Además, se compraron maquinarias y atrás quedaron los equipos rudimentarios. Pero las empanadas no se quedaron sólo en el referido centro comercial, pues un nuevo local en Punta Cana también les abrió las puertas a la pareja.

“Cogí mi motor para Punta Cana sin ningún plan en específico. Allá vi un anuncio grande en la Plaza San Juan que decía ´Locales disponibles´ inmediatamente vi ese número llame y el dueño de la plaza me contestó, pusimos en agenda una reunión, me dijo que sí había locales disponibles. Evaluaron el producto y gracias a Dios nos dieron la entrada”, explica Randall en lo que sería una nueva travesía para la pareja.

Para diciembre de 2023 “Shampiñones Empanadas Horneadas” estaba en la plaza San Juan Shopping Center, Punta Cana y pasaron de vender 60 empanadas diarias cuando iniciaron con su carrito en su casa a vender 600 empanadas diarias.

Actualmente, el negocio tiene 30 empleados, 25 de ellos trabajan en el día a día y el resto son subcontratados. Esta vez la fortuna parece agraciar a la pareja, pues recientemente también abrieron otras dos sucursales en Higüey, una en el Jumbo y otra en Multiplaza.

“Cuando uno mira hacia atrás nos damos cuenta de que estamos mucho mejor que cuando iniciamos. A veces las personas ven el éxito, ven cuatro locales, pero no se imaginan la lucha que uno ha cogido y que sigue cogiendo. Desde el principio el proyecto ha sido un reto. En este país siembre ha habido un estigma: dos maestros, dos profesionales haciendo delivery en un motor con un huacal”, comenta Randall.

Hoy, con 28 y 29 años de edad, luego de cuatro años, la pareja afirma que los activos de la empresa, auditados, asciende a 15,000 millones de pesos y sueñan con tener una franquicia de empanadas en país.

“Actualmente, estamos trabajando y participamos en un programa que es de la Escuela de negocios de Centro América (INCAE Business School) para nosotros trabajar el proyecto de franquicias, eso es lo que soñamos”, detalla Rosalinda, lo que evidencia que ellos no paran de soñar.

“Nosotros queremos convertirnos en la franquicia de empanadas más grande de este país. Soñamos con esto darles empleo a muchas personas, darle un matiz social al negocio, hacer una fundación. El pronóstico no era que dos muchachitos que no saben nada de cocina tuvieran un negocio de esta magnitud”, agrega su esposo.

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