Doña María Victorino Chávez, una madre satisfecha de haber hecho a sus hijos profesionales.



VIERNES, 12 JULIO, 2024: Sacar su familia adelante siempre ha sido el motor de impulso de María Victorino Chávez, quien con casi ocho décadas de edad no conoce el cansancio, porque luchando contra viento y marea ha derribado cualquier obstáculo que la vida le ha presentado.Victorino Chávez nació en Hato Mayor del Rey, pero cuando tenía 21 años ella y su esposo emigraron a Miches, en la provincia El Seibo.Sueños por cumplir, dos hijos pequeños y el cariño de su pareja Manuel Vinicio, era lo único con lo que María contaba.

Manuel inició un emprendimiento de una sastrería, en la cual comercializaba telas, ropas interiores, zapatos y camisetas, actividades que ya venía realizando desde Hato Mayor.

La mujer, que en la actualidad tiene 78 años, le colaboraba a su esposo en el negocio, pero luego tomó la decisión de incrementar las entradas económicas del hogar y fue cuando optó por la venta de comida. Los primeros días lo hacía desde casa, donde preparaba patica de vaca y de cerdo, mondongo, asaduras, bofe, sopa y otros platos más, cuyo sazón la llevó a posicionarse como una cocinera icónica del municipio.

El reloj no se detiene y han transcurrido 53 años de que María puso en marcha su emprendimiento, cuyo génesis fue la cocina de su casa, ubicada en la calle Juan Sánchez Ramírez de la citada ciudad costera del Este. La gente acude hacia la cocina del humilde hogar, adornada con una mesa pequeña, sillas y varios muebles, en cuyo ambiente disfrutan de tranquilidad y un trato afable, mientras degustan sus platos favoritos, aunque otros por la prisa lo piden para llevar.

Hizo siete hijos académicos  

Para María la vida no ha sido color de rosas, tuvo momento de transes, y unos de ellos fue la enfermedad de su esposo, quien tristemente murió, quedando sola con el cuidado y la educación de sus sietes hijos, a quien a base de esfuerzo y sacrificio logró hacer profesionales.

Con el rostro añejo por la edad, pero sonriente por la satisfacción del deber cumplido, dice estar orgullosa de sus vástagos Pablo Joaquín, Ana, Carlos, Mayerlin, Walfa, Yajaira y Manuel, los cuales cuenta no le dieron tormentos.

“No fue fácil, pero gracias a Dios, mis hijos estudiaron todos y no me dieron dolor de cabeza, porque desde pequeños los enseñé a trabajar y hoy dos son pastores y otros se graduaron de la carretera de Derecho. Cada uno decidió qué estudiar. No fue fácil, pero me siento orgullosa de ellos”, expresó María al conversar con la periodista Andreina Chalas Jiménez.

Su sueño era el derecho

Por razones ajenas a su voluntad, María Victorio no logró culminar sus estudios, pero siempre soñó con convertirse en profesional en derecho (abogada). Su madre le interrumpió sus estudios cuando pasó a cuarto de la primaria.

“Yo quería seguir estudiando, pero mi mamá no quiso que yo siguiera, porque tenía que ir muy lejos a estudiar. Yo me crié en un campo en Hato Mayor”, cuenta la mujer.

Con rostro sonriente narra que si no se hubiese apartado de sus estudios, hoy no fuese cocinera, pero se siente agradecida de Dios por todo lo que le ha suplido, porque no prepararse académicamente, no le impidió continuar adelante, sin tener que hacer cosas malas.

Su logro cumbre fue sacar sus hijos adelante. “Hay que esforzarse, la gente debe tener aspiraciones, echar para adelante y ser constantes”, subrayó.

Esta historia se construyó con informaciones colectadas por la periodista Andreina Chalas Jiménez y el periódico Diario Libre.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.