No vidente sobrevive como vendedor

Por Miguel Ponce

EN SANTIAGO, Martes, 25 de Junio, 2024:  Los problemas de glaucoma que hace 24 años borraron la visión de Francisco Javier Díaz López no han impedido que recorra las calles de Santiago como vendedor de artículos para la limpieza del hogar.

Desde suapes, palos de escoba, alcanfor, bombas para destapar los baños, recogedores de basura, cortauñas, tornillos, hasta un veneno que sirve para matar moscas, cucarachas y hormigas son ofertadas por este no vidente en su recorrido por varias calles del municipio cabecera de Santiago de los Caballeros.

Díaz López, de 56 años, perdió la visión en el año 2000. En principio, expresa comenzó a sufrir de depresión, al no querer aceptar la realidad que le iba a tocar vivir, ya como una persona ciega.

Con el tiempo, asumió el proceso de adaptación, y retomó su trabajo, del que lleva ya más de tres décadas como vendedor ambulante en un carrito que debe recorrer un largo trayecto.

Labor diaria

Todas las mañanas Francisco Javier Díaz López sale desde su casa marcada con el número tres de la calle tres, en el sector Jardines del Norte, a ofertar sus mercancías, oficio que le ha permitido mantenerse él y su familia.

Díaz López no es el único ciego en su familia, pues tiene una hermana de 57 años, que también perdió la visión en el año 98.

“Mi hermana nació que no podía prácticamente ver, y luego recuperó la visión y pudo estudiar y hacer muchas cosas hasta que en el año 98 volvió a quedar ciega”, narra Díaz López al ser entrevistado por reporteros del periódico elCaribe.

Díaz López vive junto a su madre, Felicia Margarita López, a quien ayuda llevando el dinero de las ventas del día y para que pueda adquirir los medicamentos. Expresa que a pesar de haber perdido la visión, se siente con deseo de continuar trabajando.

35 años ligado al oficio de vendedor ambulante

A pesar de que se siente una persona sumamente productiva, Francisco Javier díaz López espera por una mano amiga para que la carga sea menos pesada.

“Ya son 35 años que tengo en este oficio, de vender artículos para el hogar y subsistir con lo poco que me gano con el sudor de mi frente”, expresa Díaz López.


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