LA DEFENSA

Por Jenny Matos         

VIERNES, 21 DE JUNIO, 2024: Era un frío diciembre y las precipitaciones atmosféricas habían dejado las calles inundadas, por lo que fue necesario tomar un atajo. La calle era estrecha y doble vía. Había un atasco en el carril contrario, sin embargo, iba por mi derecha y estaba despejado, cuando ese enorme vehículo blanco dobló muy abierto y se pasó avanzando muy rápido por mi carril de frente a mí. Seguí un poco despacio, sabiendo que él debía detenerse, porque estaba en lugar que no era de su correspondencia; pero no lo hizo, todo lo contrario. Con rabia acalorada, el conductor avanzó amenazante, lo que hizo que yo me detuviera en el acto.

Quedé varada a espera que se pasara al lado correcto. Mi coche no era tan grande, algo viejo, pero con una defensa de camión. Era una jeepeta blanca, nueva, no se la marca porque estaba oscuro. El hombre me chocó intencionalmente en el frente, amparado en su tamaño, pero no poseía parachoques. Siguió de avance, yo me llevé las manos a la boca y elevé una súplica al cielo. Empezó a escucharse un ruido, la carrocería se encogió como hojalata. Molesto siguió y el ruido incrementaba, en eso aparecieron muchas personas a ayudar a movilizar y le indicaron que subiera a la calzada y así lo hizo. Me quedé donde estaba y en unos 10 minutos en tránsito empezó a fluir y yo quedé libre. Eran como cinco hombres y me gritaban improperios, al verme sin nadie delante y sin atasco, las personas empezaron a gritarme que me fuera y no me detuviera. Yo pensaba que debía hablar con ellos. Pero obedecí al gentío que me animaba a la avanzada.

Corrí en mi coche mirando que los sombres se desmontaban y observaba el destrozo del su vehículo (se hizo añicos). Tres esquinas más arriba llegó la energía eléctrica y pude llegar a casa con una agilidad impresionante.

Hay una defensa para los que van en el carril derecho, no importa que tan grande sea el oponente que nos impida el paso. Siempre y cuando, en los atascos de la vida, no procuremos chocar a nadie, ni arruinar el coche de los demás, Dios será quien guarde el camino, de los conductores desaprensivos que nos quieren intimidar. 

Hay una defensa de parte de Dios para los que viajan en carril de su santa palabra, no nos pasemos en veía contraria.

A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa. Salmos 59:9.


No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.