El embudo del engaño

Por Carlos Rojas

«La mentira puede correr medio mundo antes de que la verdad haya tenido tiempo para atarse los zapatos.» – Mark Twain

JUEVES, 27 DE JUNIO, 2024:  La estrategia del embudo de conversión en marketing, comúnmente utilizada para empresas privadas, hoy utilizado para agilizar procesos políticos y hacerlo más competitivo y eficiente , pero este ha evolucionado hacia un peligroso fenómeno en la arena política actual. Se ha descubierto un nuevo embudo de conversión basado en la estrategia del engaño a través de la propagación de rumores desde los propios sectores políticos. Estos actores generan deliberadamente rumores negativos sobre sí mismos para luego victimizarse y así obtener simpatía y apoyo popular al salir en su propia defensa. Esta práctica, que busca mantener activa la atención del electorado incluso después de largos ciclos electorales de hasta 4 años, resulta agotadora e injusta para la población en general.

El impacto de esta estrategia es especialmente perjudicial para los jóvenes y las personas mayores, generando una desafección generalizada que se traduce en altos niveles de abstención en los procesos electorales. Sin embargo, lo más preocupante es la tendencia de los partidos políticos perdedores a utilizar este embudo de conversión para manipular los relatos, aprovechando la confusión y la desinformación para obtener réditos políticos en medio del caos.

Es fundamental que se analice a fondo este proceso de engaño, ya que enfrentar esta despiadada maquinaria de creación de percepciones falsas se vuelve cada vez más complejo en la era de la post-verdad. La proliferación de información sesgada y distorsionada, potenciada por el uso de tecnología avanzada, incluida la inteligencia artificial, plantea un desafío adicional en la lucha por la transparencia y la integridad en los procesos electorales.

El embudo de conversión del marketing, que solía ser una herramienta útil para la construcción de estrategias comerciales, ha sido pervertido en la política actual, convirtiéndose en un mecanismo para difundir engaños y manipular la opinión pública. Esta distorsión de la verdad y la realidad políticas requiere una atención cuidadosa y crítica por parte de la sociedad en su conjunto.

Por: Carlos Rojas / El Nuevo Diario

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