EL COFRE ANTIGUO
Por Jenny Matos
SÀBADO,, 15 JUNIO, 2024; Juana y Ramona compartían la misma habitación donde estudiaban en la universidad estatal de Arizona (ASU). Ambas chicas se hicieron como hermanas inseparables. En sus tiempos libres se iban de tienda y fue allí que entre las dos, en una tienda de segunda mano compraron un cofre antiguo, baúl que usaron para guardar las pertenencias más valiosas, incluyendo joyas y dinero. El cofre tenía dos compartimientos, cada uno con la inicial de la chica que le correspondía, sin embargo, las dos llaves abrían cualquiera de los dos lados.
Juana vivía el momento, siendo juerguista y desorganizada en algunos aspectos de su vida personal. Andaba de fiesta en fiesta, por lo que era necesario comprar ropas nuevas, por lo tanto empezó a ir un poco más allá de la relación que la unía a Ramona. Invadía su privacidad usando su ropa y joyas. Entre tanto, Ramona era más conservadora, vivía elucubrada en su futuro. Ya le venían molestando algunas posturas de su amiga, como la llegada tarde haciendo ruido y en algunas ocasiones llevaba chicos de sus amoríos clandestinos a la habitación, además de usar sus cosas personales, era una situación incómoda, pero lo dejaba pasar, todo por la linda amistad que las unía.
Cuando a Juana se le agotó el dinero se le vino una idea a la cabeza y fue al cobre, del lado de Ramona y encontró el dinero del pago de la colegiatura y tomó una parte del dinero sin decirle nada a Ramona.
Llegó el día del pago y fue cuando Ramona se percató del dinero faltante, en eso llegó Juana y Ramona mostró una furia incontenible, donde tiró todo a su paso. Juana quedó pasmada, no conocía el lado oscuro de su amiga, pero sabía que ella se había equivocado y pidiendo perdón, extendió sus manos entregando un sobre de papel con todo el dinero que faltaba y prometió cambiar de conducta. Sin embargo, Ramona le arrebató el sobre de las manos, hizo sus maletas y se mudó a otra habitación, no sin antes llevarse el arca que ambas compraron, porque entendía que con todo lo ocurrido, era una recompensa a lo sufrido. Juana se echó a llorar inconsolablemente, porque sabía que había cometido muchos errores.
Entonces, cada cierto tiempo, Ramona la llamaba y la insultaba y la amiga fiestera se quedaba en silencio. Ella decía: ––Me fui de tu lado porque eres una desordenada y tóxica, que me envenenó mucho tu presencia. Y durante espacio de un año, por lo menos cada 15 días la llamaba y le decía que se había escondido en el cofre de la distancia, para mantenerse tranquila y poder lograr todos sus sueños, sueños que ella no iba a lograr por ser fiestera.
Un día, después de haber aguantado tantos insultos, Juana rompió el silencio y le espetó. —Pero si sabes que la distancia es un cofre seguro, ¿para qué te acercas? Mantente lejos, mantente a salvo.
¡Guárdate lejos de mí!
Ramona quedó tan atónita que colgó el teléfono y apareció en su puerta con el baúl que ambas compraron y le dijo: —Ya tengo un año con él, ahora te toca a ti un tiempo, porque lo compramos entre las dos.
Juana sorprendida con aquella visita solo dijo: —¿Enserio, amiga? Y la otra se marchó. Al otro día, fue Juana y le llevó el cofre, o la mitad, lo mando a separar en dos partes y así terminar con el suplicio para siempre.
Moraleja: Si algo te hace sentir inseguro de alguien, sea quien sea, ¿para qué te aproximas al peligro? Guárdate. Porque sobre todas las cosas, el corazón necesita estar tranquilo, porque de eso dependen nuestras vidas. Es bueno unir, la unidad es de Dios, pero en ocasiones, el contacto cero nos ayuda a sanar y a pensar con mayor claridad, por lo menos eso dicen los psicólogos. Pero los humanos buscamos excusas para volvernos a enfermar o volver a entrar en pleitos, que son totalmente infructíferos. Seamos sabios, a veces, la distancia puede ser motivo de bendición.
Excelente!!! Al final, la menos juiciosa actuó más sabiamente.
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