Miguelina Vásquez, la última marchanta
Por Miguel Ponce / El Caribe
EN SANTIAGO, jueves 28 marzo, 2024: Los años de arduo trabajo, muchas veces a pie y en ocasiones montada en su burro, no han logrado doblegar el espíritu de mujer luchadora y de ser la última marchanta con que cuenta Santiago.
Y es que a sus 63 años años de edad, Miguelina Vásquez ha dedicado 38 a vender guanimos, un producto preparado con la masa de maíz y rellenos de carne.
También ofrece entre sus variedades el maíz pelao, una de las mercancías más demandadas.
“A mi edad me muevo mucho y todavía veo en Pueblo Nuevo, en Bella Vista, en Baracoa, el Ejido, Las Colinas, Reparto del Este. Todos los barrios los ando yo y la gente me apoya comprando lo que vendo”, dijo Miguelina Vásquez al hablar con reporteros de elCaribe.
El recorrido de Miguelina Vásquez comienza en su comunidad natal Monte Adentro, desde donde a tempranas horas del día sale a ofrecer los productos que elabora.
Labor diaria para sobrevivir
Con su labor de marchanta, cuenta que pudo levantar a su familia, que aunque no muy numerosa, de dos hijos, les pudo dar el sustento diario.
Vásquez expresa que en estos 38 años de labores ha visto desaparecer a la mayoría de marchantas que muchas veces llegaban de zonas montañosas como Jacagua, Don Pedro o Monte Adentro.
“Puede que quede alguna, pero pienso que soy la última marchanta con que cuenta Santiago, antes veía algunas vendiendo igual que yo, pero una parte murió o están muy enfermas para continuar con estas labores”, dijo Miguelina Vásquez. Estas humildes trabajadoras cuentan con una plaza inaugurada en su honor en febrero del año 2007, bajo la administración del entonces alcalde José Enrique Sued y que buscaba reconocer a la tradicional marchanta santiaguera.
Otras marchantas han desaparecido
En la zona sur quedaba como marchanta, María Heredia García, conocida como Ercilia, una mujer con 80 años de edad, residente en La Ceibita, que recorría diariamente las barridas de Pekín, Marilópez, Cristo Rey y en ocasiones se desplazaba hasta la zona alta de La Noriega. Las condiciones de salud y su avanzada edad impidieron que continuara trabajando.
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