La victoria del PRM: premonitorio de un triunfo mayor en mayo
El autor, ex Canciller de la República, es presidente de la Fundación Joaquín Balaguer. Reside en Santo Domingo.
Por Joaquìn Ricardo
VIERNES, 23 FEBRERO, 2024: Un análisis sereno y ponderado de la abrumadora victoria del Partido Revolucionario Moderno nos permite deducir importantes indicadores para el futuro del país.
Se puede partir del más obvio: la consolidación del Partido Revolucionario Moderno como la organización política mejor estructurada del sistema.
Esa agrupación, de ser un gran desprendimiento de otra, se ha convertido en una formidable maquinaria electoral que obtuvo, en los comicios municipales recién concluidos, cerca de 130 de los 158 municipios en que está dividida la República, si contamos los aliados.
Otro señalamiento importante es la aparente incapacidad de movilización de la oposición de sus seguidores, para no entrar en más espinosos caminos. Todavía está fresco el depósito ante la Junta Centra Electoral de dos millones de firmas por uno de los partidos.
Por otra parte, se habla de la abstención electoral. Siempre en este tema surgen las acusaciones y contraacusaciones de tráfico con el documento de identificación electoral, nunca sustanciadas y mucho menos sometidas a la acción del procurador para los delitos fiscales por ninguna organización. La realidad, sin embargo, es que en 1998 la abstención en elecciones no presidenciales alcanzó el 48.09%; en el 2002 llegó a 48.98%; en el 2006 fue de 41.86%; en el 2010 alcanzó el 43.57% y en el 2020 el 50.86%.
En las elecciones del domingo 18 próximo pasado la abstención fue mayor, debido a la inexplicable incapacidad de la oposición de movilizar sus votantes y a una cierta apatía que manifiestan muchos jóvenes que se encuentran desilusionados de la política ante las actuaciones de la mayoría de los integrantes de la clase dirigente de los partidos, y que parecen reclamar nuevos liderazgos.
Esta victoria del PRM, e indiscutiblemente del presidente Abinader, cuyo liderazgo se consolida, parece ser el anuncio premonitorio de un triunfo mayor en mayo, con la particularidad de que ese nuevo éxito electoral del primer mandatario, quien de por si representa una nueva generación, complacería a muchos de esos apáticos y desilusionados, que verían consolidada la transición anhelada, enviando un claro mensaje de retiro a los que se niegan a viabilizar el camino en sus propias organizaciones al relevo natural para la preservación de sus propias organizaciones.
De ser así, Luis Abinader accedería a un sitial que actualmente solo ocupa el doctor Balaguer, como el presidente de las transiciones.
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